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Atte: Shinigami Lukitha


[FANFIC] Lukidella Cap. 4
2012/08/15 | 18:58 | 0 comments
Pff, días sin publicar U_u pero bueno n.n ya volví con más de Lukidella n.n

En un ratito subiré el quinto capitulo y otra actualización con lo que tengo por compartir de mi semanita ;D

Mientras lean y disfruten n.n Espero que les guste!!




 En su camino de regreso a la mansión no hubo ni un momento en que Seungho pudiera evitar pensar en Lukidella. La muchacha lo había conquistado con su frágil y tierna imagen de niña pequeña sin hacer el mínimo esfuerzo y el cayó a sus pies sin remedio.
Al llegar a la mansión MBLEAST ya pasaba de las nueve por lo que marcaba el reloj de péndulo que se encontraba en el salón de la entrada. La mansión estaba sumergida en el sonido de risas y bromas, una sinfonía inconfundible en la mansión. Los once chicos juntos eran, por mucho, la familia mas ruidosa de Kpopland, así que no era raro que durante las comidas, cuando podían estar juntos los once, se hiciera un escándalo como ningún otro.

 La familia ya se había sentado a cenar cuando Gikwang y Seungho atravesaron el umbral de la entrada al salón.
Buenas noches, chicos los recibió appa Rain.
Que bonita hora es esta para llegar les recrimino con tono burlón Yoseob.
La mejor hora, diría yo le contesto Gikwang tomando asiento.
Si, claro Gikwang acertó un golpe en el hombro de Junghyun y todos rieron.
Ya, tranquilos interrumpió appa Rain—. Sunjia, sirvanles la cena a Gikwang y Seungho.
Enseguida, señor dijo la sirvienta antes de retirarse del comedor.
¿Y como les fue?
Bien. Vimos a Angelitha, andaba con Lukidella y parece que "alguien" recalco Gikwang marcando las comillas con sus dedos. Se enamoro de ella.
Rain y los chicos rieron, pero Seungho ni se percato de ello, estaba abstraído jugando en su Iphone mientras pensaba en Lukidella. Pensar en verla de nuevo le dio un vuelco a su estomago.

Dos sirvientas se acercaron y le sirvieron la cena a Gikwang y a Seungho, pero este ultimo simplemente agradeció el gesto y se retiro del comedor caminando cabizbajo. El vuelco que le dio el estomago lo asqueo y su habitual amor por la comida desapareció de repente.

Entro a su habitación y se tumbo en la cama boca arriba. La luna se asomaba curiosa tras los cristales de los ventanales en su habitación y le contagio la curiosidad a Seungho. No menciono nada sobre eso, pero había notado el vendaje en la mano de Lukidella, tenia curiosidad por saber que escondía debajo de la tela blanca y de repente le entro el ansia de saber si Lukidella también sentía a las ridículas mariposas de los nervios revolotearle en el estomago si pensaba en él. Cerro los ojos y se acomodo sobre su estomago para dormir, sin poder sacarse a la muchacha de su mente.


Ya había pasado la hora de la cena y ahora estaba acostada boca arriba en su cama mirando el techo blanquecino iluminado por la lampara de mesa, en el umbral de la puerta había atorado una sabana para que la luz no se arrastrara fuera de su habitación.
Desde que regresaron a la mansión había estado ausente, distraída pensando en la sonrisa de Seungho. ¡Cuan feliz la habría hecho! Conservar esa sonrisa solo para ella, pero él, Gikwang, Angelitha y los demás eran nobles y ella solo una sirvienta más. Al final no había espacio para ella en sus lujosas vidas.

Suspiro. Largo y pesado, hasta que el aire toco el fondo de su estomago enredado en un nudo de nervios y cerro los ojos. Respiro otra vez, lento y profundo y poco a poco se arrullo en la tenue oscuridad de su habitación.

El día de la gran fiesta amaneció con el sol asomándose tenuemente detrás de las nubes, las aves ya despiertas cantaban en los arboles y nidos una alegre canción.
Sirvientes iban y venían, corriendo en todas direcciones. Los días de fiesta eran los mas agitados en todo Kpopland y para Lukidella no era la excepción.

Tenia que terminar el doble de quehaceres si quería acompañar a Angelitha a la fiesta de la mansión MBLEAST. Iba balanceándose por los pasillos, tallandolos con el trapeador al ritmo de la música en sus audífonos cuando Rubí y Jessica pasaron corriendo sobre lo que ya había limpiado y en su lugar quedaron restregones grisáceos.
Rieron cuando pasaron al lado de Lukidella y bajaron las escaleras aún corriendo. Las vio desaparecer y de repente sintió algo sobre su cabeza. Pauso la música y guardo los audífonos en un bolsillo de su uniforme.
Déjalas, ya sabes como son.- escucho a la voz de Angelitha decirle.
Ya lo se, es solo que, aún así molesta.
¿Quieres que te ayude? Lukidella levanto el trapeador y se volvió hacia Angelitha.
No, gracias.
Bueno, te ayudo a algo mas.
No hace falta, mejor baja a desayunar, ya es tarde y si te regañan ni tu iras.
¿¡Eh!? ¡No digas cosas como esas, Lukidella! Mi querido Gikwang se quedaría sólito y... no, no, eso nunca, tu y yo iremos y se acabo.
Tras una pequeña pausa, Angelitha agrego: 
Para que veas a Seungho.
¿¡Que!? ¡A mi no me gusta Seungho oppaprotesto Lukidella sonriendo de una forma extraña y camino hasta donde empezaban los emborrones de tierra que hicieron Jessica y Rubí. Escucho pasos detrás de ella y supuso que Angelitha la seguía. Busco su rostro cuando se detuvo.
Aja, claro, cuando estas nerviosa te ríes demasiado y además ese sonrojo dice mucho...
No dice nada espeto intentando cubrir sus mejillas con su cabello.
Claaroo el reloj golpeo las diez y media en punto. Los ojos de Angelitha se dilataron. Ojala su tía, y mucho menos sus primas, no le dijera algo por bajar a desayunar tarde.
Como sea, este es el plan, me desvele ayer haciéndolo.
Angelitha le extendió una hoja de papel blanca doblada y desapareció cuando Lukidella la tomo. Vio como la chica bajo las escaleras y volvió su atención al papel. Lo desdoblo con cuidado y vio que tenia dibujos mal hechos que explicaban su salida a escondidas de la mansión; Angelitha fingiría que cuando tuvieran que partir camino a la fiesta ella aún no estaría lista e intentaría convencer a su tía para que le permitiera llegar después a la fiesta y si sucedía así, ayudaría a Lukidella a arreglarse y en cuanto estuvieran listas las dos partirían.

Parecía un buen plan, raro, pero bueno, hasta que Lukidella vio algo anotado debajo del margen de la hoja que ponía:
"En caso de que este plan no sirva, te ayudare a arreglarte y me iré con mi tía y primas, tu te vas sola y te veo allá, a la entrada de la mansión. Yo te aviso, al rato, pero acaba tus quehaceres pronto.

Atte. Angelitha"
¿¡QUE!?.
Se apresuro a cerrar la boca. Miro hacia todos lados y al no ver a alguien mas doblo de nuevo la hoja de papel y  la escondió dentro de su sostén con suma cautela para que no se notara.
 Tropezando en los escalones bajo y corrió a la cocina por los cepillos, trapos y el balde de agua para limpiar los escalones.
 Froto su frente con el dorso de su mano para limpiar el sudor. Angelitha la vio pasar, pero Lukidella ni cuenta se dio de la mirada de la chica siguiéndola fuera de su vista.
Subió hasta el primer escalón y uno a uno fue tallando los azulejos. Primero con el cepillo y después secándolos con el trapo húmedo, tallaba el siguiente escalón y después lo limpiaba con el trapo enjuagado en el balde de agua. Salado sudor resbalaba por su piel caliente en una caricia fría mientras sus manos guiaban el cepillo cubierto de burbujas y jabón y la herida en su mano, la cortada que se había hecho, le ardía con la sal que sudaba. Apenas termino de limpiar todos los escalones de una de las cinco escaleras cuando el reloj marco las once con quince minutos. Se apresuro a cambiar el agua del balde por mas agua limpia y camino lo mas deprisa que podía hasta la escalera que seguía.

Los segundos pasaban y ella solo se concentraba en terminar con la limpieza y sus quehaceres cuando vio a Angelitha por el rabillo de los ojos. Lukidella se incorporo para sonreirle y seguir limpiando.
Luki...
Dime, Angelitha.
En cuanto acabes tus quehaceres subes a mi habitación y te metes
¿Así como si nada?
Aja. tu nada mas métete.
Pero...
Voy a bañarme. Te veo allí, Lu.
Está bien.
Angelitha subió los escalones que las separaban y la abrazo para después retirarse, tarareando una canción que dejo atrás a Lukidella realmente sonriente. Volvió su atención a los escalones y continuo con las tres escaleras que le faltaban así como ya había hecho con las que ya había limpiado.

Termino pegajosa por la extraña mezcla de agua jabonosa y sudor en su piel y el reloj ya marcaba con sus manecillas mas allá de las tres de la tarde. Aun debía encargarse de la losa en la cocina. Un suspiro mas. Estaba cansada, realmente cansada.
Entro en la cocina y subió a guardar todo lo que llevaba en el ya vació balde y volvió a bajar para lavar la losa pero ya no había nada. Miro hacia todos lados y vio a su madre recargada en el marco de la entrada a la cocina.
Anda, vete. Angelitha te esta esperando.
¿Tu lavaste la losa?
Si, ella me lo pidió como un favor y...
¡Por eso te quiero, madre!
Lukidella corrió a abrazar a la mujer con todas las fuerzas que le quedaban en los brazos. Su madre le acaricio la cabeza, deposito un beso en su frente y le dio algunas palmadas en la espalda, como señal de que ya debía partir. Se despidió con un beso en su mejilla y subió a prisa las escaleras, admirando su reflejo en el suelo.
Llego a la puerta de la habita con de Angelitha y giro la perilla dorada. No había nadie en la habitación hasta que de repente Lukidella salto al sentir un par de manos tocar sus hombros.
No muerdo rió Angelitha detrás de ella.
¡Ya lo se!, pero me asustaste.
Lo siento, pero ya no hables y métete a bañar.
¿Eh? Angelitha había tomado su mano y ahora la guiaba al baño.
Tienes que bañarte. Adentro te deje una toalla limpia y ropa, y ya que te salgas te arreglare.
¿Gra-gracias...?
No hay de que, bonita.
Angelitha pellizco su mejilla antes de dejarla sola para que se se metiera a bañar. Lukidella entro al baño y cerro la puerta detrás de ella. Comenzó a desvestirse lentamente admirando su cada parte de su cuerpo desnudo con detenimiento hasta deshacerse de la ultima prenda y sumergirse en la tina. Burbujas rosadas cubrieron su cuerpo por completo, respiro hondo y se sumergió por completo en ese peculiar mar rosado.
Salio e hizo a un lado el cabello mojado que se le pegaba al rostro. A un lado de la tina había una mesa de metal con algunos frascos encima, cada uno de brillantes y diferentes colores. Escogió una botella que contenía un liquido rojizo y vertió un poco en la palma de su mano. Se sentía suave y resbaloso. Cerro los ojos y tallo despacio su cabeza con aquel liquido, sentía como se convertía en suave espuma y el resto se escurría por su cuello lentamente, fue entonces que se dio cuenta de que tenia un delicioso aroma a cerezas. Enjuago su cabello y se levanto, una pequeña esponja colgaba de un listón azul en la mesa, la tomo y froto su cuerpo con el jabón verdoso que vertió sobre la esponja.

Termino de tallar su cuerpo y  enjuago cada centímetro de su piel. Aferrándose con fuerza al borde de la tina salio de esta con mucho cuidado y se acerco a tomar la toalla para cubrir su tembloroso cuerpo. Se seco por completo y se vistió con la ropa interior y la bata morada que encontró a un lado. Recogió la pila de ropa del suelo y salio. Angelitha se volvió hacia ella al escucharla salir del baño.
-Ponte esas.- dijo refiriéndose a las sandalias que había dejado a un lado de la puerta. Lukidella obedeció y se acerco a Angelitha después de ponerse las sandalias. La muchacha tomo la ropa de sus manos y las dejo en el suelo de su habitación, le hizo sentarse en una silla frente al tocador y comenzó a secarle el cabello con una toalla.
¿Y tu herida?
Pues...esta mejor levanto la mano un momento para que Angelitha la viera. Pero aun no cierra y me duele cuando sudo.
 Es normal, te ayudare a curarla también.
No es nada, solo es un rasguño.
Si, claro.
Termino de secar su cabello y dejo la toalla a un lado. De una caja saco el vestido verde de Lukidella y lo extendió sobre su cama.
Mientras te vistes iré a hablar con mi tía.
Esta bien.
 La dejo sola en su habitación. Lukidella se levanto en sus piernas temblorosas, camino hasta la cama y se quito la bata, tomo el vestido y se lo puso, tal como había hecho en el probador de la boutique. Se vio en el espejo del tocador y dio vueltas, mirando cada detalle de su reflejo cuando Angelitha entro y la vio, sonrió y se acerco a abrazarla.
Te ves hermosa, Lukidella.
Gracias dijo monotonamente, con su mente en otro lugar, distraída por su reflejo.
Angelitha le cerco los zapatos y le ayudo a ponérselos, después la llevo de nuevo a la silla y le dio la vuelta, para que no pudiera verse en el espejo.
Cierra los ojos indico Angelitha.
Prefiero no...
Ciérralos —repitió y Lukidella obedeció.
Solamente podía acertar a lamer sus labios nerviosa mientras Angelitha le aplicaba la base con una brocha que le tocaba todo el rostro y cosquilleaba su cuerpo por completo, Le toco las mejillas con la misma brocha para ponerle algo de brillo y rubor para después seguir por delinearle los ojos.
Ábrelos Lukidella hizo como le indico. ¡Hola!, ¿Como estas?
Nerviosa contesto.
Ya pasara.
Por señal de Angelitha, Lukidella miro hacia el techo para que le pintara las pestañas con el rimel y por ultimo le pinto los labios de un suave y cálido rosa. Peino su cabello, cuando aún estaba húmedo, en una cascada ondulada que caía sobre sus hombros desnudos y del alajero sobre el tocador saco los aretes y el collar. Mientras Angelitha le ayudaba a ponerle el collar, Lukidella se puso los aretes.
Ahora tu herida.
Esta bien. No es la gran cosa.
Claro que lo es. Además, no te quiero ver andar por allí herida. ¿Oki doki?
Oki doki repitió de mala gana. No le gustaba que se preocuparan por ella.
Con los labios fruncidos en un puchero, Lukidella miro como Angelitha se dirigía al baño para minutos después aparecer con vendas, banditas y un frasco entre las manos. Angelitha tomo su mano y virtio algo de un liquido azulado, en la palma de su mano boca arriba, para frotar las heridas con dicha sustancia y después cubrir las llagas en sus dedos con banditas y proteger la herida en su palma con la venda.
¿Mejor?
Mucho mejor.- contesto moviendo su mano. Gracias, Angelitha.
No hay de que. Ya estas lista, hermanita.
Inhalo lo mas profundo posible y se levanto. Dio la media vuelta con los ojos cerrados y los abrió lentamente.

Sorprendida sus ojos se abrieron mucho más. La hermosa Lukidella que veía en el espejo...
¿Soy yo?
Claro.
Me veo... hermosa...
Así eres, Lukidella.
Sin poder hacer a un lado su asombro, Lukidella se acerco al tocador y palpo su reflejo. Ahora ya estaba lista para el baile. ¿Cierto?

█║▌│█│║▌║││█║▌│║▌║© Fanfic Escrito por Shinigami Lukitha. 

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